8 de abril de 2013

La transformación de la escuela no vendrá por decreto y desde arriba, sino desde las aulas


José Carlo Magno Martínez Muñoz


MENSAJE DE LA GENERACIÓN 2011-2013 MEB
16 DE FEBRERO DE 2013.



HONORABLE PRESIDIUM
COMPAÑEROS MAESTROS, INTEGRANTES DE LA GENERACIÓN 2011-2013
DE LA MAESTRÍA EN EDUCACIÓN BÁSICA
SEÑORAS Y SEÑORES.

Ceremonia de graduación de la Maestría en
Educación Básica
Muy buenos días.

Hoy nos congregamos en este noble recinto, en una de las instituciones de mayor prestigio en la formación de maestros de nuestra nación, para congratularnos por haber concluido una etapa más en nuestra formación permanente.

La ocasión es propicia para agradecer, para reflexionar y para proponer.

Agradezcamos pues, a todos aquellos, que con su gran amor, se convirtieron en motivo y apoyo constante. A ellos, que supieron esperar, que nos alentaron todos los días tomándonos de la mano, que nos recordaron con una sonrisa o con un beso, que todo esfuerzo tiene su recompensa y que nuestra felicidad es suya. A nuestros padres, parejas e hijos y a todos los que nos aman, a los que hoy nos acompañan y a los que están en nuestra mente y nuestro corazón, para ellos, compañeros, les pido un fuerte aplauso.

Un agradecimiento especial también para nuestra universidad, que nos abrió sus puertas y dispuso para nosotros, su gente, su tiempo y su espacio. Vaya para nuestros catedráticos, coordinadores y directivos de cada una de las unidades del distrito federal, un sincero reconocimiento por su labor. Gracias a ellos, la UPN, es y seguirá siendo la universidad de los maestros de México.

Compañeros maestros:

Nos ha tocado vivir en una época de profundos y acelerados cambios. Una etapa de coyuntura social, económica y política. Nos encontramos inmersos en la llamada sociedad del conocimiento, caracterizada por una gran diversidad de medios para la comunicación, que han surgido de transformaciones radicales en la forma de hacer ciencia y en la generación de nuevas tecnologías.

Hoy, más que nunca, en al ámbito internacional, existe la posibilidad de que el conocimiento sea la base para lograr una sociedad global más justa, donde la miseria, la guerra, el hambre y la ignorancia puedan ser erradicadas.

En el ámbito nacional, la circunstancia en la que nos encontramos es desafiante.

En este mundo globalizado, hemos sido sujetos de evaluaciones educativas internacionales que nos han ubicado en los niveles más bajos de desempeño. Ante esto, el Estado ha iniciado reformas en el currículo de Educación básica y en la formación inicial de docentes en las Escuelas Normales. Recientemente, en la coyuntura política, se han hecho modificaciones al texto constitucional, según se dice, con el propósito de elevar la calidad de la educación, a través de un servicio profesional docente y de la ampliación de los horarios en jardines de niños, primarias y secundarias del país.

Todas estas, buenas intenciones, en un país con 50 millones de pobres, con 30  millones de personas que no saben leer o no han concluido la educación básica, con más de siete millones en pobreza alimentaria, con grandes regiones del territorio donde la inseguridad y el crimen se han multiplicado y han cobrado carta de naturalización.

El magisterio no es ajeno a esta realidad. Ésta nos ha impactado directamente y sus efectos son visibles en nuestro bajo salario y en las difíciles condiciones en las que día a día asistimos a la escuela a desempeñar nuestra labor. Y si a esto, agregamos la división en nuestro gremio, en donde nos clasifican en malos y buenos, entre los que no quieren trabajar y los que sí aman a México, entonces cabe sugerir que lo que hoy urge, no son sólo reformas sino verdaderas transformaciones.

Hemos transitado en estos dos años, por un proceso de reflexión donde el eje problematizador ha sido nuestra labor. Mucho hemos leído, discutido y reflexionado sobre los límites y los alcances de la gestión y la docencia en esta etapa histórica, y hemos podido concluir que la transformación de la escuela no vendrá por decreto y desde arriba, sino desde las aulas, desde la base y con la convicción y el compromiso de todos nosotros.

Hemos conocido las ventajas del trabajo colaborativo durante el desarrollo de las tareas académicas de la Maestría. Se han creado redes de apoyo y de intercambio en cada uno de nuestros grupos de especialidad. Sabemos que la solidaridad y el compromiso con nuestros colegas es un elemento fundamental en la idea de transformarnos y transformar nuestra realidad.

Hoy les propongo compañeros, que tomemos esta experiencia para consolidar una red social de nuestra generación, que tenga como principios el trabajo colaborativo y la gestión escolar con una visión crítica. Que sirva para proponer alternativas de actualización permanente, para analizar con una visión reflexiva el acontecer diario en nuestro país en los ámbitos político, social y económico, pero sobre todo, que esta red de egresados sirva para impulsar cambios concretos y perdurables en nuestras aulas y escuelas.

Se antoja una tarea difícil, más no imposible. Tenemos la gran oportunidad de convertirnos en una generación que proponga y actúe en bien de nuestras comunidades. Los invito a aprovecharla y con ello a devolverle a  nuestro oficio la dignidad y el aprecio social del que gozó hace mucho tiempo, porque, como diría Freire “Como presencia consciente en el mundo, no podemos escapar a la responsabilidad ética de cómo nos movemos en el mundo”.

Felicidad para todos.
Muchas gracias.

  

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario