José Carlo Magno Martínez Muñoz
MENSAJE DE LA GENERACIÓN 2011-2013
MEB
16 DE FEBRERO DE
2013.
HONORABLE
PRESIDIUM
COMPAÑEROS
MAESTROS, INTEGRANTES DE LA
GENERACIÓN 2011-2013
DE
LA MAESTRÍA EN
EDUCACIÓN BÁSICA
SEÑORAS
Y SEÑORES.
Hoy nos congregamos
en este noble recinto, en una de las instituciones de mayor prestigio en la
formación de maestros de nuestra nación, para congratularnos por haber concluido
una etapa más en nuestra formación permanente.
La ocasión es
propicia para agradecer, para reflexionar y para proponer.
Agradezcamos pues, a
todos aquellos, que con su gran amor, se convirtieron en motivo y apoyo
constante. A ellos, que supieron esperar, que nos alentaron todos los días tomándonos
de la mano, que nos recordaron con una sonrisa o con un beso, que todo esfuerzo
tiene su recompensa y que nuestra felicidad es suya. A nuestros padres, parejas
e hijos y a todos los que nos aman, a los que hoy nos acompañan y a los que
están en nuestra mente y nuestro corazón, para ellos, compañeros, les pido un
fuerte aplauso.
Un agradecimiento
especial también para nuestra universidad, que nos abrió sus puertas y dispuso
para nosotros, su gente, su tiempo y su espacio. Vaya para nuestros
catedráticos, coordinadores y directivos de cada una de las unidades del
distrito federal, un sincero reconocimiento por su labor. Gracias a ellos, la UPN , es y seguirá siendo la
universidad de los maestros de México.
Compañeros maestros:
Nos ha tocado vivir
en una época de profundos y acelerados cambios. Una etapa de coyuntura social,
económica y política. Nos encontramos inmersos en la llamada sociedad del
conocimiento, caracterizada por una gran diversidad de medios para la
comunicación, que han surgido de transformaciones radicales en la forma de
hacer ciencia y en la generación de nuevas tecnologías.
Hoy, más que nunca, en
al ámbito internacional, existe la posibilidad de que el conocimiento sea la
base para lograr una sociedad global más justa, donde la miseria, la guerra, el
hambre y la ignorancia puedan ser erradicadas.
En el ámbito
nacional, la circunstancia en la que nos encontramos es desafiante.
En este mundo
globalizado, hemos sido sujetos de evaluaciones educativas internacionales que
nos han ubicado en los niveles más bajos de desempeño. Ante esto, el Estado ha
iniciado reformas en el currículo de Educación básica y en la formación inicial
de docentes en las Escuelas Normales. Recientemente, en la coyuntura política,
se han hecho modificaciones al texto constitucional, según se dice, con el
propósito de elevar la calidad de la educación, a través de un servicio
profesional docente y de la ampliación de los horarios en jardines de niños,
primarias y secundarias del país.
Todas estas, buenas
intenciones, en un país con 50 millones de pobres, con 30 millones de personas que no saben leer o no
han concluido la educación básica, con más de siete millones en pobreza
alimentaria, con grandes regiones del territorio donde la inseguridad y el
crimen se han multiplicado y han cobrado carta de naturalización.
El magisterio no es
ajeno a esta realidad. Ésta nos ha impactado directamente y sus efectos son
visibles en nuestro bajo salario y en las difíciles condiciones en las que día
a día asistimos a la escuela a desempeñar nuestra labor. Y si a esto, agregamos
la división en nuestro gremio, en donde nos clasifican en malos y buenos, entre
los que no quieren trabajar y los que sí aman a México, entonces cabe sugerir
que lo que hoy urge, no son sólo reformas sino verdaderas transformaciones.
Hemos transitado en
estos dos años, por un proceso de reflexión donde el eje problematizador ha
sido nuestra labor. Mucho hemos leído, discutido y reflexionado sobre los límites
y los alcances de la gestión y la docencia en esta etapa histórica, y hemos
podido concluir que la transformación de la escuela no vendrá por decreto y
desde arriba, sino desde las aulas, desde la base y con la convicción y el
compromiso de todos nosotros.
Hemos conocido las
ventajas del trabajo colaborativo durante el desarrollo de las tareas
académicas de la Maestría. Se
han creado redes de apoyo y de intercambio en cada uno de nuestros grupos de
especialidad. Sabemos que la solidaridad y el compromiso con nuestros colegas
es un elemento fundamental en la idea de transformarnos y transformar nuestra
realidad.
Hoy les propongo
compañeros, que tomemos esta experiencia para consolidar una red social de
nuestra generación, que tenga como principios el trabajo colaborativo y la
gestión escolar con una visión crítica. Que sirva para proponer alternativas de
actualización permanente, para analizar con una visión reflexiva el acontecer
diario en nuestro país en los ámbitos político, social y económico, pero sobre
todo, que esta red de egresados sirva para impulsar cambios concretos y
perdurables en nuestras aulas y escuelas.
Se antoja una tarea
difícil, más no imposible. Tenemos la gran oportunidad de convertirnos en una
generación que proponga y actúe en bien de nuestras comunidades. Los invito a
aprovecharla y con ello a devolverle a nuestro oficio la dignidad y el aprecio social
del que gozó hace mucho tiempo, porque, como diría Freire “Como presencia consciente
en el mundo, no podemos escapar a la responsabilidad ética de cómo nos movemos
en el mundo”.
Felicidad para todos.
Muchas gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario