Fidel Silva Flores
Pablo Picasso Tres mujeres 1908 |
Era una niña con un presente perfecto, en
la escuela en donde estudiaba, obtenía fácilmente diez de calificación en todas sus materias. No necesitaba estudiar
mucho. Sus padres y maestros se asombraban con los resultados. Tenía la mente
adecuada para la escuela. Cuando alguna maestra deseaba recordar alguna
actividad encomendada, bastaba preguntarle para que la respuesta correcta apareciera al instante.
Era una niña
sobresaliente en el tercer grado. Se inscribió en la escuela a destiempo ya que
la familia se había mudado de la ciudad de Oaxaca a la gran capital. Al padre
por ser militar de tiempo completo, le eran asignados espacios de labor en toda
la república. A sus quince años la niña conocía una buena cantidad de lugares
del país por acompañar a sus padres. Por supuesto su carácter se adaptaba a las
escuelas y regiones a donde se
presentaba a estudiar. De carácter alegre e interactivo, fácilmente hacia
amistades. Era una niña simpática, agradable y nada presuntuosa por su
inteligencia o belleza. Todos la estimaban.
Cierto día apareció el lobo feroz con cara
de profesor. Era el maestro de ciencias (Física y Química) quien después de la
primera evaluación de física notó en su
hoja de examen que solo tres respuestas eran las adecuadas a las preguntas
teóricas; en cambio los tres problemas de aplicación en donde era necesario
anotar los datos, fórmula, sustitución,
operaciones y escribir el resultado con las unidades correspondiente, estaban
mal. Algo no funcionaba y la parte que no
trabajaba bien, era el asesor.
Posiblemente no logró explicar de manera adecuada las clases en general y las variables
de los problemas en particular y la alumna se había confundido. Como las
prácticas de laboratorio, las tareas, las actividades extracurriculares se
habían desarrollado de manera puntual y correcta, la calificación asignada fue
de ocho. Asentó la calificación en el cuadro de calificaciones al igual que las
otras y lo entregó al final del día
viernes.
El día lunes a las 11 A.M. fue mandado llamar con urgencia. Estaban la
Asesora del grupo, la orientadora, la subdirectora, la jefa de materia y una
mujer desconocida. Todas las miradas eran acusadoras y lo estaban esperando
molestas. Le fue informado del problema y escuchó a lo lejos como la niña estaba llorando de manera
desconsolada en el departamento de orientación por ese primer fracaso
estudiantil. El ocho asignado el día viernes era el causante del problema
inmediato. Al ser cuestionado por todas, el
profesor sostuvo su evaluación y lanzo el desafío, si la siguiente evaluación la alumna
obtenía el diez acostumbrado,
modificaría el ocho por el diez como una concesión especial por la trayectoria
de la alumna, eso siempre y cuando la parte administrativa y técnica de la
escuela no presentaran objeción. La madre de la alumna (la cara desconocida)
habló por primera vez aceptando la condición y comprometiéndose en apoyar a su
hija.
Realmente la alumna se esforzó de manera
increíble, además de las clases normales de la escuela le fueron complementadas con clases particulares. Esos
dos meses fueron de lucha constante por
parte de los alumnos, alumnas y el profesor de ciencias. Finalmente el grupo
presentó el examen y la alumna obtuvo el
ansiado diez. Todos nos congratulamos. En los siguientes periodos la alumna
sostuvo la calificación.
El tiempo pasó de prisa y más adelante, al
paso de los años, una joven con aspecto de intelectual se presentó a la escuela
secundaria y pidió hablar con el asesor de ciencias que se encontraba en la
sala de maestros reunido con otros asesores. Era la señorita agradecida que
regresaba del extranjero, la beca en Alemania se había terminado y con ella el
doctorado de ciencias aplicadas. Estaba contenta y explicó lo sucedido en la
secundaria hacia tanto tiempo. – Maestro, soy de las personas que tiene mente
fotográfica de manera natural. En aquella época bastaba una sola mirada a los
materiales de estudio para rápidamente
memorizarlos, no me era imprescindible estudiar
de manera esforzada como mis otros compañeros. Cuando entré a su clase en donde
nos pedía que pensáramos para buscar la respuesta, era algo inusual y nuevo para mí. Usted me
infundía miedo, nos pedía que pasáramos al pizarrón a resolver los problemas que continuamente planteaba.
Ninguno de ellos se repetía y el trabajo
en equipo era abrumador; gracias a que tenía buenos compañeros de clase, y su
guía como docente, logré entender un
poco de lo mucho que nos explicaba. Cuando mi madre se presentó con el personal
de la escuela estaba muy apenada. Lloraba porque sabía que yo no entendía su
materia y que usted tenía la razón al adjudicarme ese ocho que era más de lo
que merecía. Gracias al promedio de equipo, logré obtener dicha calificación.
Usted hizo la suma y la división correspondientes y asignó el número. Estaba
avergonzada porque mi madre solo aceptaba el diez en mi boleta y ningún maestro
rebajaría a su niña consentida. Por ello me prometí dar mi mejor esfuerzo de
ahí en adelante. Gracias a la asesora en particular y a que usted sin rencores me
apoyaba para resolver los problemas, empecé a complementar la memoria
prodigiosa que tenía, nada hice para merecerla; con el razonamiento despiadado
que usted nos exigía. Fui afortunada, gracias a que sostuvo sus clases con las reflexiones aplicadas, me obligó para
aprender a razonar y pensar de manera sistemática. Vine a despedirme de mis
padres y de mi escuela; gracias al promedio
obtenido por allá, logré ser
seleccionada para un empleo bien pagado
en Alemania. Lo acepté a cambio de que se me permita complementar mis
actividades con la docencia en línea aquí en México, país al que debo mucho. Así como recibí tengo que dar.
Maestro el día en el cual usted se encuentre
desolado porque considera que su trabajo no es tan estimulante como debiera
ser, le pido que recuerde que la buena educación genera buenas personas, y que es
directamente proporcional al tiempo empleado en enseñar. Vengo a darle las
gracias a usted y a todos los docentes que nos ofrecen momentos de ensoñación que ustedes nos inspiran por su amor a las ciencias y en su compromiso
como docentes. Reciban este agradecimiento de una alumna que gracias a ustedes
tiene la oportunidad de mostrar, que una mexicana tiene capacidad intelectual
para mostrar y aplicar aquí y en el extranjero.
El viejo profesor, a quien de cariño le decían
“cara de piedra” casi a punto de llorar por la emoción, recibió un fuerte abrazo
de despedida de la futura contrayente quien era esperada por un joven de
aspecto alemán. Solo alcanzó a decir: - Gracias a ti por darte tiempo y visitar
a tus viejos maestros, les infundes la
confianza necesaria para seguir adelante
con esa profesión tan digna que es el
magisterio -. Los
compañeros de trabajo de ciencias para felicitarlo, enseguida le empezaron a
lanzar papeles en forma de aviones, papel picado, “puyas”, clips y cuanto
objeto tuvieran a la mano. Los profesores como trabajan con alumnos a diario,
dejan escapar su alma de niño de vez en cuando. Finalmente agradeció el que lo
hubieran “desinflado” con tanta rapidez. En un momento, atendería a otro grupo
y era necesario ir despojado de tanta vanidad. Actualmente el constructivismo,
permite a todos los docentes guiar los senderos de los alumnos a quienes se les
ayuda de manera adecuada para construir de manera apropiada sus saberes.
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