1 de octubre de 2013

La pista de aterrizaje o una reflexión docente sobre el Taller de los jueves

Armando Zamora Quezada

Ya que este espacio cálido, amable, en donde los retardos de los asistentes no son más que la evidencia de que esta ciudad de México está hecha un caos, cumple su tercer aniversario y sobre todo que mantiene la convicción de que mediante la cercanía y la discusión de las ideas entre gente con las mismas intenciones y propósitos, puede llegar al término de su formación con un trabajo aterrizable en un mundo terrestre cada vez más lleno de extraterrestres.

Para hoy había pensado dar un bonito texto, con palabras llenas de dulzura y elegancia, pero después pensé que así no me formé yo. Por lo tanto estas palabras solamente son un pequeño y pálido reflejo de lo que este espacio llamado Taller, sus tripulantes y la piloto me han permitido lograr. La dificultad más grande que tuve al inicio de la planeación de mi programa de intervención educativa fue el hecho de pensar en cómo cambiar el sentido de las prácticas experimentales en mi clase de ciencias 1 (biología), y créanme, me dejaba horas pensando en cómo esta actividad que siempre se realiza en la escuela secundaria pudiera servir para afianzar la introducción de la Educación Ambiental en mi programa de intervención.

Después de varios días de intento, un jueves, llegue a las 7 de la mañana a mi escuela ubicada en el  Cerro Ajusco. Pensé en esto de cómo cambiar las prácticas ¡y nada!, salí 11.30 de la mañana, crucé la ciudad de México de sur a norte en mi helicóptero marca Nissan en aproximadamente 1hr, 50 minutos hasta la colonia Lindavista donde se encuentra el segundo turno de la chamba, pensando, y pensando… y nada, , en mis ratos libres seguí pensando en el cuestionamiento hasta las 5.20 y nada, salí corriendo hacia la 095, se me atravesó el tren en Vallejo y me detuvo 10 minutos, me puse a pensar y nada, seguí mi camino llegue a la unidad como 6:40 de la tarde y ya seguramente había comenzado el Taller.

Entré saludando a don Pedro, que nos abre la puerta muy amablemente, subí por el elevador y con la confianza del espacio entré al Taller, atentamente escuche a mis colegas que intervenían y las recomendaciones de Nancy, cuando de pronto  ella dijo:

 el problema está en que seguimos haciendo las cosas, o nuestras prácticas de la misma manera pero no hay reflexión, es decir, debemos pensar en que la Educación Ambiental parte de lo que hacemos y de ahí se generan nuevas formas.

¡Eso es!, mientras la maestra daba su opinión yo estaba aplicando mentalmente lo que decía a mi práctica docente, pensando en que después de la última práctica no me detuve a reflexionar sobre los resultados, pensé en mis alumnos, pensé en el objeto de estudio de la Educación Ambiental. Pensé en que también tenía hambre, y fue entonces que rápidamente tomé mi cuadernito azul, la pluma y comencé a escribir.

Me cayó el veinte de que lo que debo cambiar es la intencionalidad y con ello el enfoque de mi clase. ¡Ya está! me dije, no debo cambiar mis instrumentos de la ciencia como el microscopio, lo que debo hacer es, como lo hace el capitán en la película de “Capitán de mar y guerra” cambiar la forma en el abordaje y mimetizó su barco de guerra en un barco ballenero para llegar a la victoria.

Cambiar la forma de abordar el proceso educativo implica darle un nuevo sentido, partir de lo conocido para construir formas nuevas, recordar que tenemos un presente lleno de fondos de conocimiento listos para ser útiles en esta reconstrucción. Reconstruir implica, como menciona Velazco en su artículo de la revista de Sustentabilidad (es), dejar de pedir el pan nuestro de cada día al creador y como lo hacen en la amazonia, amazar ese pan que nos han dado desde el inicio de los tiempos para que no pierda su valor, se reafirmen los lazos con el territorio y con el resto de la comunidad.

Finalmente quiero compartir una pequeña muestra de lo que he pensado hacer, con los instrumentos de mi práctica docente en la ciencia, que considero pueden ser llamados y realizados como prácticas sociales, ya que la formación en ciencias no puede seguir siendo pensada como una isla separada de la vida social, a la cual la escuela en la realidad no puede sustraerse. El trabajo de ciencias lo realizan personas con sueños, situaciones y problemas en común que deben equilibrarse en comunidad. El equilibrio en nuestro ecosistema global tiene una lógica en su red de relaciones que es difícil ver, como el contenido de este ya tan conocido PET (botella con CO2 en gas), si la observamos, podemos decir que a simple vista no vemos nada en el interior, como entre una planta y otra o entre nosotros mismos, tampoco vemos nada.

La ciencia me ha enseñado a ver a través de algunos instrumentos lo que escapa a los ojos, pero la convivencia de los jueves y de todos los días con las personas me ha enseñado ha ver que en esos espacios aparentemente vacios se esconde algo capaz de terminar con el fuego, uno de los cuatro elementos que en la película de “El último maestro del aire” domina ante el aire, la tierra y el agua.
Esto que no se ve entre las personas, también interpela a un gran sociólogo y educador como Durkheim en la educación y dice que lo importante en este proceso, no es la mera enseñanza o el mero aprendizaje, ni la suma de las partes sino la relación que se construye en la socialización de los procesos.

Finalmente para representar esto que no se ve pero que existe, les traje la siguiente práctica social, para pasar de las palabras al hacer, pasemos a la práctica, de lo que no se ve a lo que sucede…
…cuando esto que no se ve, pero que en nuestras aulas sentimos que existe y además es aprovechado por nosotros los profesores con una intencionalidad diferente a lo que siempre ha sido, vamos a encontrar resultados distintos.

(Experimento: la cueva del perro: se encienden cuatro velas en escalera, se introduce en una caja de acrílico transparente y se vacía el CO2 de la botella en el interior = R: las velas se apagan)
Muchas gracias por el espacio, por la tolerancia, la amistad, la enseñanza, pero sobre todo por la pasión con que es piloteado este taller que me ha permitido aterrizar después de este largo vuelo.

Gracias maestra Nancy, gracias a los compañeros y al colegio de la Maestría de Educación Ambiental de la Unidad 095

No hay comentarios:

Publicar un comentario