1 de octubre de 2013

Caleidoscopio: Crónica de un viaje a España

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán

Roy Lichteinstein. Reflejos II. 1988
Caleidoscopio era un juguete de mi infancia. Era un cilindro de cartón envuelto en papel brillante, de unos 20 centímetros, con dos vidrios como tapas; una para observar y otra para que entrara la luz. En el centro del objeto existían muchas figuritas de plástico o vidrio de diversos colores. Se jugaba usándolo como si fuera un telescopio, dirigiéndolo hacia una fuente de luz y observar las cientos de combinaciones, en que se acomodaban los objetos y daban ideas de fractales multicolores. Si uno movía el juguete la realidad que aparecía en la mirilla cambiaba. Siempre distintas. Se compraba en los circos y en los puestos del bosque de Chapultepec en la ciudad de México.


Lo que vivimos la primera semana de junio del 2013, no cabe aquí porque es un calidoscopio, como lo es también, la España que nos tocó vivir. Es mucho lo que diremos y lo que nos quedaremos; los que emprendimos la aventura de viajar por Europa, con el pretexto del VIICongreso Mundial de Educación Ambiental en África.

Por largo tiempo reflexionaremos, recordaremos, hablaremos, referiremos y ejemplificaremos con lo que nos regalaron los sentidos esta semana de junio. El plural y la memoria son por varias razones. A saber: primero porque viajo con Alma Cuevas, Sonia Rosales, Nancy Benítez, Oswaldo Escobar y Miguel Arias.




Las varias razones son algunas de las siguientes:

A) Visitamos tres ciudades de España, Madrid, Barcelona, Toledo y varados en un amanecer en Zaragoza, que no cuenta y donde inicio esta crónica sobre una tablet.

Ciudades muy distintas pero con varias vocaciones comunes actualmente, entre las cuales se destaca el turismos, que se encuentra ubicado en primerísimo lugar. Ligado a esto la inmigración que se muestra a cada paso y el consecuente multiculturalismo global evidente e inevitable.

B)Supongamos que hablamos del Madrid—como decía un Sabina que no veo por ningún lado—que es una ciudad sobremoderna y aunque todavía vivible.

Un España con vestigios tradicionales (jamón, vino, paella, marisco, flamenco, etc.) y rasgos de la más avanzada Europa, me hacen recordar un viejo texto de Gianni Vattimo, que hablaba del país más tradicional y más posmoderno simultáneamente, o las muchas Españas que son desde siempre.

En el metro, en lugar de las jeringuillas de heroína descritas por el Joaquín, nos encontramos máquinas despachadoras de condones, carteles de innovación que resumen con palabras los últimos lustros del avance teórico de la comunicación mercadológica, tiendas de objetos y contenidos eróticos o folletos de aprendizaje rápido de inglés, responsabilidad social y hasta papelitos pegados en los andenes de poetas que inspiran o fomentan la lectura.

Sí, el metro fue nuestro medio de transporte, referente social y termómetro. Compramos por 15 euros el equivalente a quince viajes que muy bien aprovechamos, agotamos y volvimos a comprar.

C) El turismo en España está en todos lados en forma organizada y también absorbente y desbordante. Uno de los países más visitados del mundo, no puede actuar de otra forma.

En los aeropuertos, por ejemplo, ante la pérdida de maletas—que no pasó de ser un pequeño trauma de viaje—la reacción de la empleada de Lufthansa es rápida, franca y eficiente. Dijo la verdad: no llegarán las maletas por el retraso del vuelo en México, pero prometió y cumplió que llegarían al otro día y las llevarían hasta nuestro hotel.

En los transportes públicos, como decía la que adoptamos, la gente de Madrid, Toledo, Barcelona, digamos que ha aprendido a ver a los turistas como parte de su ecosistema.

En los lugares que muchos visitan por su importancia histórica —como el Escorial, el Alcázar en Toledo, o el mismísimo estadio del Real Madrid, Santiago Bernabéu—la mezcla es normal. Tengo que decir que son raros los intercambios comunicativos o de diálogo y, más poco comunes, los que llegan a un nivel mediano de profundidad. Pero eso sí, los españoles que saben algo que les preguntas lo contestan respetuosos, directos y tajantes.

D) Madrid, y tal vez más Barcelona, son en la actualidad un verdadero poliedro de razas, ideologías, creencias, formas de pensar y de sobre vivencia, como obra de Miró o Gaudí. Se dice que en la última década da —por supuesto, antes de la crisis ( AC y DC, antes o después de la crisis, es casi un lugar común en la mayoría de los diálogos por este lado del Atlántico)— arribaron ya no como turistas pobladores originales de África (hambre y guerra como propulsores), la Europa del Este ( las segundas camadas de un socialismo que tal vez ya no vivieron, América latina ( herencias de neoliberalismo ortodoxos y sus tremendas desigualdades) y muchos y distintos Asiáticos ( la distribución mundial de la población desde abajo, radical e incontenible).

En esta mezcla turística y multicultural los vagones del metro se vuelven un pequeño resúmenes de los pisos de la Torre de Babel. En los pasillos se concreta artísticamente y musicalmente el asunto.

Violinistas obsesionados con los boleros mexicanos; trompetistas detonando notas de lo mejor del jazz americano; trovadores solo pidiendo le da Dios que en la guerra no les sea indiferente; y réplicas de Camarón o Cigalas con la pierna rota pero con el cante hondo por aquella que quieren dejar de amar.

Veo, por ejemplo, una mujer con burka, empujando una carriola y con otras hijas que ya no llevan la indumentaria árabe. Las modas yuxtapuestas hacen de cualquier restaurante o rambla un confeti de colores y de sonido. Reggae, Maná, vieja trova cubana y sonidos del recuerdo del viejo rock ingles acompañan casi siempre los alimentos.


A eso hay que añadirle el regionalismo que cuelga en muchas ventanas y frases. Toledo era la capital de España. El catalán, como idioma está presente en todos medios, todas las calles y los sitios. Las mejores tapas de Madrid y Europa, dice un letrero en un pequeño restaurante.

No podemos negar que en este caldo o cocido , tan diferente, se puedan generar conflictos raciales o étnicos, que sin duda los hay, pero por lo que vemos, dominan los gadgets y otras formas tecnológica que distraen a los distintos de este cosmos, más que los enfrentamientos. No se ven las personas, o evitan hacerlo, como en todos lados ahora se vuelve la mirada hacia teléfonos y tabletas. Aunque todavía vemos un Madrid lector, ahora es en PDF y otros dispositivos modernos.


La noticia de la semana fue que un maestro educado en un monasterio Shaolin en China, campeón mundial de Kung fu, era un asesino serial en Bilbao. Se repite decenas de veces las imágenes de la escuela del guía, el tatami, y los restos de las víctimas en muchos noticieros y periódicos que me siento en México. Suponemos que tratando de alejar el mal, ya le argumentaban severo daño cerebral, los infalibles medios al famoso Shaolín al tercer día.

Si cosmopolita alude al espacio donde el rompecabezas planetario se sintetiza, las ciudades españolas son hoy el gran laboratorio planetario y del futuro.

Por si fuera poco hay bibliotecas, pantallas pequeñas o gigantes que ayudan a no voltear a lo humano. En realidad es muy fácil pasar desapercibido en este contexto. Somos una fichita prescindible y temporal, en el huracán medianamente pacífico de la diferenciación española de este momento.

E) Las edades. Desde que tengo memoria Europa es un continente viejo. Bueno eso se decía en mi infancia, argumentando no sé cuántas cosas de los resabios de la segunda guerra y el modelo de la transición demográfica. En este pedazo de Europa Vemos personas de muchas edades, sin que los adultos mayores lleguen a ser mayoría. También Reconocemos los rasgos delfor ever young, en mucha gente: bermudas y playeras (remera).




Niños y jóvenes van en parvadas, en donde son reconocibles rasgos culturales del país de origen. También se diferencian por práctica particulares de actividades deportivas normales—futbol, básquetbol y natación—otras poco más extremas, como el montañismo, patineta, alpinismo o una forma de ciclismo cultural.


Observamos grupos de niños que van siempre con un adulto, hombre o mujer, en algún recinto cultural. Las familias de mamá y papa con (pocos) hijos, son pocas y migrantes. Los bares y cafés abren temprano y reciben con café, pan, bocaditos y trozos de tarta de huevo a hombres maduros que platican u hojean el periódico. Los niños tienen corrales—equipamientos con juegos lindos y modernos; pero si, faltan niños.

F) Veo al Doctor Mauricio Tenorio Trillo, muy delgado, pero inteligente, burlón, sonriente, productivo e irónico como toda la vida. Nos encontramos en la estatua del Colon que apunta al Mar Mediterráneo. Me saca casi corriendo, de huida , de las ramblas que son para los nacos turísticos, luego modera el comentario diciendo que estas ramblas están tomadas por migrantes Pakistanís. Camino junto a él por mercados y zonas pegadas al viejo puerto; zona histórica de prostitutas y marineros me ilustra y por lo que observo hay vocaciones de zonas urbanas que les cuesta trabajo perder la tradición. Le comento que no encuentro el Barcelona de las librerías. Eso parece que le ofende y me lleva a una gran librería. Es europea afirma, al principio no sé lo que me quiere decir, pero me explica que hay ediciones de libros y obras de muchos de los países de la comunidad europea. Me conduce a la sección de cine. Caminamos cortando camino, por atajos en los que se mueve como pez en el agua mediterránea, evita el turismo, pero me aclara que sin él la crisis española sería mucho peor.


Habla de la historia y los símbolos de Barcelona, me lleva a un restaurante de lujo que llama pijo1 y pide un pan tómate de entrada. Con su estilo característico me pone el ejemplo de una comida tradicional mexicana como el mole y la dificultad en su elaboración: ni nuestras madres, que si sabían cocinar, lo hacían, en cambio esté pan éxito que es un verdadero orgullo de los catalanes lo podría hacer hasta un gorila. Pone un tomate en una mano y en la otra el jitomate y en otra el pan y en algún momento…

Hablamos los viejos tiempos, que siempre cambian, de nuestros buenos maestros de sociología en la universidad, reconoce que no fue mala esa etapa de nuestra vida. Ahora arremete contra el símbolo de la bandera de rayas rojas y amarillas. No deja títere con cabeza. Después fumamos, el un puro y yo cigarros, en la plaza Cataluña, con palomas, paquistaníes que hacen globos de jabón. Ahí me muestra su nuevo y maravilloso libro sobre la Ciudad de México de 1880 a 1930, escrito en inglés que lleva el título y epígrafe de un verso de Octavio Paz. Quedó con la sensación de que mañana lo veré en la clase de Latinoamérica con el Profe Piñeiro.

G) Como buenos turistas, nos hemos dado a la tarea y misión de ir a los museos. Lo primero que extraña de los propios es el precio. En promedio entrar tiene un costo entre 10 y 15 euros (promedio doscientos pesos). Luego lo lleno que están.

El primero fue el más renombrado, El museo del Prado, claro porque ahí se encuentran los Velázquez y Goya más conocidos. Impresionantes artistas herederos de un medievo y renacimiento español, en el que vemos joyas que sorprenden por todos lados. Sigo a una señora que tiene una camisa tipo polo que lleva bordado el título de un proyecto educativo El arte de educar. Está rodeada de pequeños y les muestra un cuadro en el que la perspectiva se mueve, conforme avanza el espectador. Ella misma camina frente al cuadro invitando a los niños a hacerlo. Las meninas, de Velázquez y el gran ensayo de Las meninas de Picasso en el museo dedicado a él en Barcelona son por mucho las más visitadas. Los asistentes ven estos cuadros con mayor detenimiento y atención que las demás pinturas. A mí me encanto la obra negra de Goya, me encanta que en el museo del Prado, el Goya cortesano, se encuentre en el primer piso y la obra dura, descriptiva, etnográfica, profunda y obscura se encuentre en el sótano. Especulo con la idea de que estas dos caras; la clara y superficial, linda y luminosa, conviven en muchos artistas con la parte oculta, prohibida, descarnada y sórdida que no está nunca en los grandes Palacios y habita también en los sótanos. El arte de forma irremediable reproduce la vida.


Vamos a ver la exposición de los Dalí al museo Reina Sofía, y también volvemos a ver esta entidad dividida en la obra del este genio/loco. La pinturas surrealistas de Dalí, verlas en directo y de frente resultan cautivadoras, seductoras e inerrables , me fascina la titulada Sueño agnóstico, en la que sólo hay negrura, una pequeña ventana en la esquina superior derecha de la que sale una cuchara que lleva en la parte hundida un pequeño, diminuto e insignificante reloj. Como en el cuadro de La persistencia de la memoria el reloj representa al mismo tiempo esperanza, determinación y escasa oportunidad, acaso de vida. Veo muchos cuadros de Dalí, en algunos la presencia familiar de su primera época y religiosa es inmensa. Ateo, siempre fue un preocupado de la existencia de Dios, pensamos que por las dudas o por envidia.

Tal vez eso es lo que nos llama más la atención de ese espacio frío y lejano que es El Escorial, el arte sacro, los cientos de rostros de cristus que suben, están en la cruz o son bajados de la misma. Eso y por supuesto el arte de la aristocracia española del descubrimiento de América a la época actual. Alcanzamos a escuchar a una guía relatar la vida de los Isabel es, Fernando, Carlos, Felipes y una inmensa jauría de enanos, condes y duques como si fuera una telenovela del nuestro canal de las estrellas. Compro el libro la Beltraneja (de Almudena de Arteaga), solo porque me sonó familiar.




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