9 de enero de 2013

Organizando el día de la alimentación con niños preescolares


María Janira Camargo Maldonado*

“ El buen maestro considera al alumno como un ser maravilloso creado por Dios, con una mente pensante, un espíritu lleno de tierra fértil y una gran energía creativa; no como un robot automático ni como un animal de costumbres al que hay que castigar y premiar para que haga lo que nosotros queremos ”.
                        Cristiane Minnelli


Alfredo Zalce
Mural Gente y paisaje de Michoacán
 (detalle)1962
Era Octubre de 2011 y estaba como la encargada de organizar los eventos correspondientes a ese mes con el grupo de Preescolar l. Tendríamos que realizar dos representaciones: “El descubrimiento de América” y el “Día de la Alimentación”. Apoyándome con los padres de familia dirigí la primera ceremonia que fue del agrado de la directora.

Posteriormente solo tenía cinco días para organizar el evento del día de la alimentación. Sabiendo que en la  estancia no podría tomar prestados alimentos reales para mostrar en la representación, solicité que los niños personificaran alguna fruta o verdura, solicitando a los padres de familia que los elaboraran con materiales diversos. Para evitar que se pudiera repetir alguno de los alimentos, lo haríamos a través de un sorteo. Así que los niños fueron pasando uno por uno para sacar el papelito del bote, y les iba leyendo lo que les había tocado elaborar y representar:

-María, zanahoria; Beto, brócoli; Juan, melón; Mariana, cebolla; Pedro, tomate…

Conforme leía y anotaba los datos en el pizarrón, escuché algarabía y contrariedad entre dos de los niños. Y fue cuando me percaté que Ximena y Alberto estaban discutiendo. Ella le aclaraba:

-No, Beto, tú no puedes ser manzana, a ti te tocó ser brócoli.

Alberto refutaba:

-Yo no quiero ser brócoli, quiero ser una manzana.

-Ya te dije que eso no es así, tu eres niño ¿Cómo vas a ser una manzana?

Intervine y les pedí que me dijeran lo que estaba pasando. A pesar de que ya los había escuchado.

-Maestra, dile a Beto que él no puede ser una manzanita –aclaró  Ximena.

-¿Verdad que sí puedo miss? –rogaba Alberto.

Entonces pregunté:

-A ver Ximena, ¿por qué Alberto no puede ser Manzana?

-No puede ser porque es niño, y los niños pueden ser brócolis, tomates, cilantros, aguacates, pero no piñas, naranjas, fresas; y Beto quiere ser manzana y por eso digo que no…

Me dirigí a Alberto y lo interrogué:

 -¿Por qué quieres ser manzana y no brócoli? Recuerda que esa verdura tendrás que representar ya que sacaste un papelito y…

Alberto no me dejó concluir y replicó:

-Mira maestra, a mí no me gusta el olor del brócoli cuando mi mami lo pone en la olla grande con agua. Y tú me has visto cómo me gusta comer mis manzanas, ellas son ricas y mira, cuando muerdo una manzana hace un sonido bien rico ¡crounch!, ¿escuchas cómo es? Además huelen muy rico, ¿verdad?, yo huelo rico como las manzanas y no huelo feo como el brócoli.

Quiero decir que, efectivamente, después de que  Alberto dio esa explicación tan detallada, vinieron a mi mente y a mis  sentidos el agradable aroma de las manzanas y su singular sonido al morderlas, por lo que en plenaria con el grupo de preescolar I, dimos la oportunidad a Alberto de ser manzanita, pese a que Ximena aún seguía empeñada con la cuestión del género.

*Estudiante de la Licenciatura en Educación preescolar con apoyo de las TIC, en la Universidad Pedagógica Nacional UPN095 Azcapotzalco.

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